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El Sentido de la Vida a través de la película de Soul

Si alguna vez te has preguntado qué es eso del sentido de la vida y por qué debería importarte quizás este post sobre la película Soul te puede ayudar a arrojar algo de luz.

Seguramente alguna vez, quizás mirando las estrellas del firmamento o sentado en el metro de camino a casa, te has preguntado qué sentido tiene todo esto. Es decir, toda tu vida. Levantarse, vestirse, correr de aquí para allá, estudiar, trabajar… todo esto ¿para qué? Pues bien, amigo o amiga, entonces alguna vez te has formulado la gran pregunta que ha inspirado a las religiones y filosofías humanas: ¿qué sentido tiene la vida?

Quizás sea demasiado pretensioso resolver este enigma a través del análisis de una película de animación como es la de Soul. Sin embargo, de forma muy sencilla el visionado de este film dirigido por Pete Docter puede ser bastante práctico para aclarar algunas confusiones.

En la educación del contexto occidental actual a menudo se produce una confusión que puede ser una de las raíces del sufrimiento de muchos jóvenes, y no tan jóvenes, desorientados sobre el futuro de sus vidas. Porque está muy bien “vivir el presente”, pero la mente humana funciona con el tiempo futuro. O sino, ¿cómo te mueves, creas o tomas decisiones si no sales de tu instantaneidad? Este asunto es importante aclararlo porque a poco que pienses en el horizonte temporal aparece la cuestión más difícil de integrar de tu vida: tu muerte.

Es por la existencia de esta finitud que la vida se presenta aparentemente como un absurdo para la mente humana. Es por ese misterio final por la que te preguntas de camino a casa «¿y todo esto para qué si ya se lo que me depara?» ¿Qué sentido tiene la vida si al final vamos a morir? Aquí es cuando tu mente busca una salida alternativa y te plantea la posibilidad de la transcendencia. Todo parece tener mucho más sentido si después de la muerte nos espera una trascendencia. ¡Imaginación al poder! Cada quien que decida cómo quiere interpretar la trascendencia, pero para verdaderamente sentirla todos necesitaremos alguna experiencia que nos de certezas. 

¿Qué podemos aprender de Soul?

Regresemos al film de Soul (aviso que aquí viene spoilers). El protagonista de esta historia es un profesor de música que lleva toda su vida buscando la oportunidad de dedicarse a ser pianista de Jazz. Cuando al final llega su deseado momento tiene la fatalidad de morirse. Entonces comienza una aventura por el espacio cósmico donde tratará de regresar a la Tierra para alcanzar su sueño esperado. Finalmente, cuando lo logra le aparece en su pensamiento la pregunta: “¿y ahora qué?” No se sentía como debería de sentirse. No se han resuelto sus problemas cómo había proyectado.

Lo interesante de esta película es que desvincula tres conceptos que, como decía antes son a menudo confundidos y esa confusión genera sufrimiento. Estos tres conceptos son: la chispa (una motivación o pasión), la profesión laboral (éxito social) -que normalmente se buscar asociar con la anterior- y el propósito (las ganas de vivir). Aunque resulta un tanto criticable la idea de personalidad y de chispa que propone la película como algo estático y preconcebido antes del nacimiento, lo relevante aquí es la separación tan aclaratoria que plantea entre chispa, profesión y propósito. Durante gran parte de la vida Joe, el profesor de música, no disfruta completamente de su chispa (la pasión por la música) porque no tiene la carrera profesional que ensueña (ser músico de jazz tocando en conciertos) y cuando lo hace se da cuenta que eso no era el propósito o sentido de la vida.

Entonces: ¿Qué es el sentido de la vida?

¿Cuál es el propósito de Joe y de las personas a las que nos representa? De forma muy bella, esta animación nos sugiere que el Propósito de la vida es vivirla. Es estar conectado con ella. Las ganas de vivir en sí mismas. Vivir el momento presente, pero no cómo huida de un futuro inestable, sino como proyecto. Soul nos recuerda que la Vida es el sentido en sí misma.

Lo que hace esta película casi sin darnos cuenta es darnos la vuelta en nuestros planteamientos iniciales para partir de la premisa que la vida tiene sentido, mejor dicho es sentido en sí. De este modo, ¿qué pasa con la muerte y lo absurdo que era vivir? Resulta ahora que lo que es absurdo es la muerte (no la vida) y la certeza que necesitábamos para creer en la trascendencia ya la tenemos.

En otras palabras, es como si nuestra mente ante el sufrimiento que nos supone la certeza de la muerte en nuestro horizonte creara una serie de laberintos de sueños externos y provisionales que nos entretuvieran de la cuestión fundamental. Perdidos en esos laberintos tenemos momentos de sospecha de que nada tiene sentido (muy correctamente nada de lo que nuestra mente está haciendo tiene sentido) y nos olvidásemos entonces de la premisa de que la vida es sentido en sí misma. Cuanta más experiencias significativas (momentos de conexión con la vida, inspiración, de comunión con todo) tengamos, más fácil será recordarlo y mayor será nuestra fe en la trascendencia.

Aquí se abre una nueva cuestión, ¿qué sentido tiene la vida si al final trascenderemos? Esto ya lo desarrollaremos en los dos próximos talleres del Ciclo de Cine de MadridMedita junto con más preguntas como: ¿qué papel tienen ahora nuestros sueños y motivaciones? ¿qué hago? ¿a qué dedico mi tiempo? ¿qué implicaciones tiene esto en mi vida cotidiana?

Continuará.