¿Recuerdas un momento en el que surgiera en ti un deseo de buscar sentido en la vida? ¿Sientes que tiene que haber algo más allá? Si andas en una búsqueda interior, puede que te resulte inspirador evocar el momento en el que partió la búsqueda.
En uno de nuestros encuentros semanales nos preguntamos sobre cuándo había comenzado en nosotros la necesidad de meditar, del interés por el desarrollo personal o el despertar de una conciencia más espiritual. Tal vez estamos pasando por una situación complicada o no. Tal vez buscamos simplemente… ¿bienestar? ¿tranquilidad? O ni siquiera sabíamos lo que buscábamos encontrar.
Después de un ejercicio introspectivo analizando qué motor mueve nuestra búsqueda llegamos a la siguiente conclusión: La búsqueda hacia el autoconocimiento, la meditación, el proceso de desarrollo personal… inicia desde la necesidad de superar el sufrimiento, un fracaso o un estado de sin sentido vital.
Una vez que una se adentra en sí misma, comienzas a tener experiencias significativas o transcendentales que te reportan una gran comprensión. Por ejemplo, sientes una gran belleza en la Vida, percibes la realidad de un modo nuevo, te surgen infinitas ganas de aprender y conocer, experimentas una comunión con todo en el que Uno y el Todo es lo mismo…
Después de esas vivencias de conciencia inspirada, puede que te hayas recompuesto, conectado con una fuerza interna que te llena de vitalidad y alegría. En definitiva, te sientes mejor. Entonces, ¿qué pasa con la búsqueda interior? Ese es el punto en el que nos encontrábamos los participantes de la reunión. Nos preguntábamos, en este momento: ¿Por qué seguimos buscando? ¿Cuál es el motor que impulsa nuestra búsqueda?
Con pocas dudas nos respondimos. Son precisamente esas experiencias transcendentales las que impulsan a uno en mantenerse en esa búsqueda. Una vez que has visto la luz del sol, resulta muy difícil volver a la caverna. Cuando descubres que hay otra manera de ver, sentir y estar en el mundo, mucho más conectada con el Sentido, con la alegría de vivir, con la conciencia plena… tu búsqueda interior se encuentra motivada precisamente por el intererés/necesidad de mantenerte alineada con ese Plan Mayor o Sentido de Todo.
Por último, conviene no caer en el individualismo y reconocer que en el camino uno aprende que no está solo. Cuando estas conectada y atenta te das cuenta que hay personas alrededor a las que se percibe cada vez más importantes. Se liga el bienestar de una con el de los demás. Porque, en definitiva, uno y el otro, somos lo mismo.
Ahora nuestra búsqueda interior se ha enriquecido y buscamos, además, cómo dar y aportar.
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Mi primera mirada o búsqueda adentro de mi la tuve con 13 años, ahora no me extraña porque estaba en plena adolescencia. Cerraba los ojos y me dejaba sentir, descubrí que siempre podría acudir a esa mirada interior, pasase lo que pasase afuera. Me encontraba desconectada del mundo y conectada conmigo misma en ese pequeño cuarto de baño de casa de mis padres.